El
encuentro dentro de la Adaptación
Por Lic. Melissa Valdivia
La entrada a un
espacio educativo por primera vez, marca una etapa muy importante en la vida
del niño y la niña. El infante, junto a sus padres, vivirá experiencias
placenteras y displacenteras que le irán diseñando el recorrido para las
futuras adaptaciones y/o separaciones.
El llegar a un
lugar nuevo y adaptarse al mismo, no es fácil para nadie, menos para el niño
pequeño, entonces, el que se adapte a los nuevos adultos y espacios, le tomará
su tiempo. Progresivamente irá confiando, vinculándose, disponiéndose y
sintiéndose poco a poco seguro y listo para la Separación.
Este proceso de
adaptación que viven los niños y niñas es “la
matriz de las relaciones sociales que el niño vivirá a lo largo de su tránsito
por el sistema educativo; en ella se inscribirán maneras de ser, de vincularse
con pares, de apropiarse de conocimientos” (Esparza y Petroli, 2000)
Dentro de este
proceso de adaptación se viven varias sensaciones y sentimientos, tanto por el
lado de los padres, de los niños y niñas y de las maestras a cargo:
Los padres, pueden
sentir algo de ansiedad o temor de que su hijo o hija no se adapte y no desee
separarse. A la vez también pueden sentir tranquilidad y confianza en el
proceso. Desde la calma y la espera podemos ir en la marcha, acompañando,
sosteniendo y entendiendo, que es necesario, tiempo, para que todo vaya acomodándose y viviéndose
desde la autenticidad.
Es importante
recordar que si un niño o niña vive esta etapa de una forma adecuada, sin
forzar ni adelantar procesos, estamos ayudando a que su salud emocional esté
enriquecida y sostenida. Estamos apoyando la maduración de áreas vitales de su
personalidad, de su SER.
Los
niños y niñas, pueden sentirse con expectativa o
quizá con algo de temor. Sin embargo aquí es importante mencionar, que los
niños se sentirán o vivirán la experiencia de la separación, tal cual la estén
viviendo sus padres. Si como padres estamos en calma y confianza, eso será lo
que se les transmitirá.
En esta primera experiencia de separación, los niños y
las niñas, tienen la oportunidad de vivir este proceso saludablemente, siendo
una sana antesala de las futuras
separaciones que vendrán a lo largo de la vida.
Las
maestras que sostienen y acompañan este proceso, son
como el puente regulador que
permiten que los niños y niñas, junto a
sus padres, vivan esta experiencia lo más genuinamente posible. Brindando un
entorno sostenedor, con el encuadre
necesario y con toda la disposición,
para que los niños y niñas se sientan seguros y en la confianza de ser
ellos mismos, desde sus miedos hasta sus alegrías.
Este trío de
personajes (niños y niñas, padres y maestras) es la tríada sostenedora, que en
equipo se regula y acompaña. Se expresa y se dispone. Que vivirán experiencias
placenteras y displacenteras . Que se encuentran y desencuentran… descubriendo un poco más de
uno mismo y del otro. .. Como la vida misma.
Les dejo este
pequeño poema de regalo, que nos habla del ENCUENTRO y del respeto a la
individualidad y sentir de cada uno de los seres humanos:
Tú
y Yo nos encontramos como extraños, cada uno llevando un misterio dentro que
quizás nunca llegue a saber quién eres, quizás nunca te conozca completamente,
pero confío en que tú eres una persona con todos tus derechos, llena de una
belleza y valor, que son los más grandes tesoros en esta tierra.
Por
eso te hago esta promesa. No quiero que te parezcas a nadie, ni te impondré
ninguna identidad. En cambio te invito a que seas tú mismo. Sin vergüenza ni
miedo. Mantendré abierto un espacio para ti en el mundo y defiendo tu derecho
de llenarlo con tu auténtica vocación. Mientras dure tu búsqueda, tendrás mi
lealtad”
THEODORE
ROOSVELT