Integración de afectos
Integración Sensorial
Si mencionamos el tema de las integraciones nos referimos a un todo con sus partes, a un todo integrado que funciona a la vez dentro de unos parámetros que permiten la eficacia de la acción.
Pero esta eficacia, en el caso de la Integración Sensorial se remite a nuestros primeros momentos de vida, a nuestras primeras sensaciones, a nuestras primeras emociones...
Todo empieza cuando somos concebidos y llevados durante 9 meses aproximadamente en el vientre de nuestra madre. El bebé
“siente” los movimientos del cuerpo de la madre, su respiración, los latidos del corazón, el sonido de su voz, los sonidos externos, ocurren una gran cantidad de estímulos sensoriales y el niño responde con la acción , con el movimiento y entonces la madre siente “las pataditas”, o movimientos bruscos, cuando ella habla en tono de voz específico o se queda quieto cuando ella esta triste...Todo esto es una antesala para los futuros movimientos del bebé durante su primer año de vida, es así que está motivado para gatear, arrastrarse , caminar, coger objetos, entre otras cosas.
Luego entonces que el bebé nace, la madre intenta satisfacer las cambiantes necesidades de su bebé y le permite a éste tener una línea de vida, relativamente ininterrumpida, le permite también vivir estados de no integración y sosiego, confiado en un sostén real, acompañado de fases de integración que son parte de la tendencia de crecimiento heredada por el bebé.
El bebé pasa fácilmente de situaciones de integración a situaciones de no integración y la acumulación de estas experiencias conforma un modelo y establece una base para las expectativas del bebé. El bebé llega a creer en la seguridad y confiabilidad de los procesos internos que conducen a la integración, en una unidad.
El bebé gracias a las acciones de transformación que le procura el objeto externo va incorporando un conjunto perceptivo sensomotor que es el resultado de la calidad de los cuidados que recibe: lo incorpora como envoltura externa olfativa, sonora, visual, táctil, cinestésica, postural y llega a ser una envoltura propia. La cobertura externa se hace envoltura propia y le permite sentirse recubierto de manera continua.
Anzieu, (1993)
Pero, ¿Qué sucede cuando no se genera una cobertura externa que parta desde el cuidado y del placer de ser cuidado, del placer de ser sostenido y mirado desde el afecto? O ¿Qué sucede cuando el objeto externo, no está lo suficientemente preparado para sostener y atender desde el placer de ser atendido?
He aquí, en este inicio de nuestra vida que se juegan, nuestros vínculos, nuestra manera de relacionarNOS, de integrarnos, de “existir” y “estar” donde nos corresponde.
Y es que la envoltura propia, la de cada uno en particular, nos envuelve y resguarda, nos permite integrar e integrarnos en un otro.
Entonces cuando hablamos de una integración sensorial, nos remitimos a los afectos de esta sensorialidad, a los placeres y displaceres que ha vivido nuestro SER, a las huellas o a los engramas que se quedan registrados en nuestro cuerpo y que son expresados por nuestros sentidos, por nuestros gestos, posturas, lenguaje, movimientos, respiración… Hoy en día vemos distintas situaciones en la que los niños ( y niñas) pequeños hacen uso de sus sentidos de manera recurrente porque es así que saben que “existen”, que son escuchados y mirados por otros, aún no han podido conectar sus sentidos a la emoción, a su propia envoltura, a su parte más interna. Cuando este vínculo temprano con el objeto madre se reactualice, se repare, se sostenga, estos niños podrán ir conectando poco a poco con su parte más profunda. Se podrán ir integrando en sí mismos con sus habilidades y dificultades.
La integración parte de la unión y no de la separación de afectos, de la interiorización de experiencias placenteras, vividas en su totalidad.
Para terminar este pequeño artículo, quiero compartir un poema muy ilustrativo, que aparece en el libro “Los fantasmas de acción y la Práctica psicomotriz Aucouturier”, escrito por Bernard Aucouturier:
Si nadie, nunca,
Nos hubiera tocado,
Seríamos paralíticos
Si nadie nunca,
Nos hubiera hablado,
Seríamos mudos
Si nadie, nunca
Nos hubiera sonreído,
- y mirado –
Seríamos ciegos
Si nadie, nunca
Nos hubiera amado
No seríamos NADIE
Paul Beaudiquey
Melissa Valdivia Gómez
CENTRO ENCUENTROS
ENCUENTROS, es un espacio de acogida para los niñ@s y sus familias. Donde a partir del juego placentero y la libertad de acción, del movimiento, ayudamos a portencializar lo que el niño y niña "saben hacer", respetado su proceso natural de desarrollo.
En este sentido a través del vínculo que se genera con el adulto-terapeuta, ayudamos a transformar la dificultad emocional-corporal que se pueda presentar. Desde la continuidad y la relación con el otro, basada en el respeto y amor; y en la confianza de que todos los seres humanos, podemos ir transformando e ir encontrando su propio camino, basado en la salud.
Estas premisas son las bases de Centro Encuentros. Trabajamos dentro de La Práctica Psicomotriz Aucouturier.
ENCUENTROS, es más que un nombre, es un espacio de acogida y de trabajo, de producción y de deseos de compartir y aprender de esta primera infancia , con todo lo que trae y conlleva, desde el placer y displacer.
Todas las personas que nos dedicamos al cuidado de pequeños, somo testigos de varias maravillas de su crecimiento , participamos de su desarrollo e intentamos guíar a los padres y adultos que intervienen.
Desde aquí les invito a participar, dialogar e intercambiar algunas teorias, ideas, talleres, ocurrencias, poemas o demás, que tengan que ver con el crecimiento y desarrollo de los niños (as) pequeños.
¡Están bienvenidos!
Un abrazo
Melissa Valdivia
Terapeuta Psicomotriz Aucouturier